Por Gonzalo Quiñones V.

Este pensamiento que refleja también un gran sentimiento pertenece a un ginecólogo que sostiene a un bebe recién nacido. Él lo recibió. Y lo apretó a su pecho y lo aproximó a su cara con afecto paternal. El registro gráfico que soporta la exclamación de vida y ética profesional, ha trascendido las fronteras.

Es un testimonio elocuente que contrasta con los médicos de hoy que facilitan y se acomodan sin el menor pudor personal a multiplicar el aborto, perdón, el asesinato de niños, bajo el amparo también de las alusiones jurídicas, que disfrazan el abominable delito con la manida frase “interrupción consentida del embarazo”.

Es la hipocresía social a flor de labio. Es el relativismo social, que apoya todo lo inmoral. Es la malhadada ideología de género. Es el desprecio al  sagrado derecho a la vida. Es ir en contravía de la misma naturaleza humana y la dignidad de cada persona. Es también destruir la familia y vulnerar los derechos humanos que son inalienables, únicos e irrepetibles.

Lo consigno así no desde un ángulo sentimental, o lloricón y flácido, no. Lo dejo por escrito con templanza espiritual, con firmeza y por el conocimiento de causa que he tratado de cultivar, interpretando con sencillez los atributos y valores del ciudadano o de la persona como tal, como Usted y Yo, que indefectiblemente nos ubican como seres de servicio, como personas de bien, mejor dicho, al menos buenos ciudadanos, amigos de la paz, el respeto, y la vida en su universalidad y diferencia entre unos y otros. El  aborto es una actitud diabólica, criminal.

En correspondencia a esta inquietud, que desde luego lacera el alma y duele mucho aún el aborto de Sebastián, un niño con 7 meses de gestación, víctima silenciosa y cobarde de los relativistas e ideólogos de las generaciones del presente siglo que cada vez impactan conciencias ignorantes e ilusionan con mentiras al pueblo humilde y sin mayores oportunidades de contar con quien los defienda. Pero, aquí estamos los medios de comunicación y periodistas que conformamos la gran comunidad del derecho por la vida.

Es válido reeditar el mensaje del ginecólogo con formación integral “No estudie medicina para quitar la  vida sino para traerla  al mundo”. Así sea.