Alejandro Barrera Escobar <abarrera@umanizales.edu.co>
Columna Económica N°42 – lunes 3 de agosto de 2020
Los fallos del Estado
Entre los precursores, cercanos y fundadores de la teoría de la elección pública es posible mencionar al economista sueco Johan Gustaf Knut Wicksell (1851-1926), el economista escocés Duncan Black (1908-1991), el economista estadounidense Kenneth Joseph Arrow (1921-2017) y al economista estadounidense James McGill Buchanan (1919-2013).
La gestión de lo público es una de las responsabilidades más grandes que puede existir dentro del sistema de funcionamiento de una economía. Es irreal pensar en algún momento en la historia de la humanidad donde el sector público, personificado en el ente del Estado, no haya ejercido una influencia significativa en las realidades de los agentes. Como lo menciona el economista coreano Ha-Joon Chang (1963-) o la economista italiana Mariana Mazzucato (1968-), el Estado ha desempeñado un papel crucial en los ámbitos del desarrollo económico, tecnológico y social, que, en muchas ocasiones, se ha dejado en un segundo plano, en pro de favorecer la utopía de las economías de libre mercado y glorificar algunos agentes particulares. Hay que reconocer que el desarrollo es el resultado del protagónico articulado del sector público y privado y las diversas fuerzas colectivas que acompañan a dicha alianza.
Desde algunas posturas teóricas, la intervención del Estado se ha justificado por la existencia de fallas de mercado o la provisión de bienes públicos, en ambos casos, donde la “libre” fuerza de las economías de mercado en competencia imperfecta no logran ejercer resultados óptimos para el bienestar general y el sector público juega un rol de “equilibrador de fuerzas”, “taponador de huecos” o “inversor de última instancia”. Sin embargo, otras vertientes teóricas, por ejemplo, la teoría de la elección pública (vertiente de la microeconomía en el estudio de la economía a problemas de las ciencias políticas), parte del principio del individualismo en el comportamiento de los políticos y burócratas, afirmando que estos tienden a maximizar sus propios intereses por encima del interés colectivo, y en su función de reparar fallos de mercado terminan provocando fallos de Gobierno, generando ineficiencia en el sistema económico, político y social, donde las decisiones políticas no tienen costo para el Estado sino para la sociedad.
¿Por qué estamos hablando de estos conceptos teóricos? Precisamente son temas que estamos viviendo más cerca de lo que creemos. En Manizales, las recientes investigaciones periodísticas del diario La Patria (consultar El Espejo del alcalde de Manizales, CarlosMario Marín, y sus hilos de poder), las críticas subyacentes que soportan la iniciación de dichas investigaciones a la administración municipal, así como algunos casos muy sonados que empiezan a perder interés ciudadano (la famosa ciclo-banda preferencial) son un ejemplo de posibles fallas de Gobierno o de Estado desde la teoría de la elección pública porque serían decisiones de naturaleza política, bajo la sombrilla del buen Gobierno, que solo representan el interés individual y no el colectivo de la ciudad.
Sin duda, la gestión pública se encuentra expuesta a más detracciones que aplausos, pero cuando se revelan investigaciones como el caso de La Patria la balanza se empieza a inclinar con fuerza hacia la primera, fenómeno que puede acabar en serios problemas de credibilidad y gobernabilidad, afectando la eficiencia de la acción pública, donde el único perdedor es el ciudadano. Para evitar o mitigar los problemas de elección pública, los Gobiernos deben iniciar por ofrecer posturas constructivas, donde se reconozcan los fallos internos, especialmente en la crisis económica y sanitaria que estamos atravesando. Desde la vida personal hasta en la vida pública, la mirada de un tercero es la realidad que proyectamos, así no la reconozcamos. Siempre es posible enderezar el camino.
Alejandro Barrera Escobar – Docente / Universidad de Manizales
Economista y Magíster en Economía y Finanzas
Celular: (+57) 310 453 0490
Twitter: @Alejobarrera89
*Las opiniones expresadas en esta columna reflejan la opinión personal de Alejandro Barrera Escobar y no comprometen a la Universidad de Manizales