Por JOSE MIGUEL ALZATE
Los ojos del viento es el título de un libro de cuentos escrito por Omar Morales Benítez, publicado por la Editorial Gente Nueva, de Bogotá. En sus 72 páginas, el autor recoge siete cuentos que por su temática arraigada en el hombre despiertan el interés del lector. Sobre todo porque los personajes imaginarios que toman vida en estos textos de fina elaboración literaria tienen no solo momentos de alegría plena, de realización personal, de hallazgo de la felicidad, sino también un asomo de nostalgia por las cosas que se han perdido. Es decir, el escritor afortunado que es este abogado oriundo de Riosucio, hermano del gran Otto, elabora unas historias que dejan en el lector un extraño sabor a reminiscencias.
Benito Pérez Galdós (1845-1920)
Omar Morales Benítez se dio a conocer como creador de ficciones por allá a finales de los años setenta, cuando la desaparecida Imprenta Departamental de Caldas le publicó el libro de cuentos Bajo la piel, que recibió en su momento excelentes reseñas críticas. Una de ellas, firmada por Gustavo Álvarez Gardeazábal, dice sobre su contenido: “Los diez cuentos de este libro revelan, en su estructura técnica, la fuerza de un narrador nutrido en la lectura de autores clásicos en el género”. Y Germán Santamaría escribió: “En Bajo la piel se prevé el talento de un narrador serio, capaz de desarrollar una anécdota con claridad, suspicaz en las múltiples vertientes que propone una historia”. Bajo la piel reveló a Omar Morales Benítez como un cuentista con talento.
Casi 35 años después de la publicación de su libro primigenio, este abogado de la Universidad Externado de Colombia publica un nuevo libro de cuentos. Pero no un libro cualquiera, de esos que no dejan huella en el lector. Lo que Omar Morales Benítez saca a la luz pública ahora es un ‘cuentario’ de excelente calidad literaria, elaborado en una prosa cantarina, donde los protagonistas transmiten esas situaciones propias de los pequeños pueblos en los que abundan personajes que se convierten en leyenda. Los ojos del viento es un libro que atrapa desde la primera página no solo por la frescura de la narración en primera persona, sino por ese lenguaje moderno que maneja el autor para contar las historias. Morales Benítez elabora frases con sentido artístico.
Todos los cuentos de Los ojos del viento revelan que su autor es un narrador de estilo depurado, con historias para contar, que maneja con propiedad el lenguaje literario. En narraciones como Tiro de gracia, cuento que abre el libro, se advierte desde la primera línea un escritor muy maduro, que aprovecha los recursos de la anécdota para estructurar un relato de corte nostálgico, donde los recuerdos de la infancia llenan la vida del protagonista. Un narrador en primera persona recuerda cómo su señora madre permanecía sentada frente a una vieja máquina de coser, arreglando ropa ajena para poder conseguir con qué comprar el pan para el desayuno. Ella le cuenta que el padre los abandonó. El personaje recuerda que de él nunca recibió una caricia, ni un consejo ni una frase amable.
Los ojos del viento cautiva al lector no solo por su lenguaje fresco, con giros idiomáticos originales, sino por ese sabor a cotidianidad que tienen sus historias, elaboradas con sabor a pueblo, llenas muchas de ellas de sentido idiosincrático. Como el cuento que cierra el libro, titulado La señora, que recrea la historia de una mujer que ejerció la prostitución. Un día cualquiera ella se va del pueblo en busca de su realización económica. Cuando logra amasar algún capital, regresa. Para ganarse el respeto, hace obras de caridad. Funda entonces un ancianato. A su inauguración invita al alcalde y al párroco. Satisfecha con lo alcanzado, al final dice: “Aquí va, madre, ahora sí, Mariela Céspedes, ¡la señora!”. Este es, desde luego, un buen final para una historia que tiene fuerza argumental.
Se demoró muchos años Omar Morales Benítez para publicar un nuevo libro de cuentos. Pero reapareció ganándose un puesto de privilegio en la narrativa caldense. Este libro confirma esos excelentes comentarios que en 1977 despertó su primer libro, Bajo la piel. Solo que aquí hay un autor con más consistencia técnica. La estructura misma de sus relatos muestra a un escritor más experto en el manejo del arte narrativo. Sobre todo porque en Los ojos del viento ha logrado una gran fuerza expresiva, mayor consistencia en las historias y la consolidación de un estilo. Este es un libro decantado, que por su limpieza idiomática nos recuerda, indefectiblemente, a Juan Rulfo.