El Bicentenario

Este compromiso que asumo hoy está basado en nuestra historia. El próximo año estaremos celebrando el Bicentenario de la independencia de Colombia y el nacimiento pleno de la identidad republicana de la Nación.

Este será el gobierno del Bicentenario y todos construiremos la Colombia del Bicentenario, para lo cual más allá de las celebraciones tradicionales debemos hacer reflexiones profundas sobre nuestro pasado y nuestro futuro.

El Bicentenario nos debe llevar a recordar cómo nuestros Padres de la Patria fueron capaces de dejar sus egos para forjar un propósito común. La impronta imborrable de Bolívar, Santander, Sucre, Córdoba, Urdaneta, al igual que los valientes lanceros que se crecieron en la batalla de Boyacá para entregarnos la libertad, nos debe reafirmar lo grande que somos y podemos ser cuando tenemos objetivos compartidos.
Cuando nos unimos como pueblo nada nos detiene. Cuando todos aportamos somos capaces de hacer realidad proezas propias que ni siquiera el realismo mágico es capaz de imaginar.

El pasado también nos enseña que los dogmatismos pueden llevarnos a grandes fracasos. El amanecer independentista fue opacado por la Patria Boba, y durante varias décadas de la República las guerras entre hermanos que dejaron dolor y muerte,  y las rencillas de la pequeña política trajeron consigo inestabilidad institucional y retrasos en el proceso de desarrollo.

La historia de Colombia deja en evidencia que somos una nación valiente, laboriosa, que no se amaina al primer ruido. Y por grande que sean las adversidades es aún más grande nuestro deseo de progresar.

No me canso de decir que Colombia es RESILIENCIA. Hemos sido capaces de construir un vigoroso y diverso aparato productivo en medio de tres cordilleras y difíciles laderas, hasta convertirnos en una economía impetuosa cuyo potencial no cesa de ser reconocido en el mundo entero. Hemos sido capaces de lograr que la pobreza se reduzca, se expanda la clase media y que aumente la cobertura en salud y educación.  Imposible olvidar la valentía y fervor de nuestras Fuerzas Militares y de Policía que han enfrentado la crueldad de los criminales, la anarquía del terrorismo y la codicia del narcotráfico, saliendo victoriosos y demostrando q los violentos nunca ganarán.

Pero analizar el pasado tiene que ser la oportunidad para reconocer que muchos problemas crecieron, no tuvieron soluciones oportunas y en repetidas ocasiones se transformaron en terribles amenazas. Así ocurrió con el abandono de muchas regiones, con el narcotráfico, con la corrupción, con el clientelismo, con la falta de acceso a bienes públicos en muchas comunidades.

Ser una nación resiliente que sabe transformar las adversidades en oportunidades es la razón por la cual debemos aprovechar el Bicentenario para corregir el pasado y construir el futuro. No puede haber egoísmos. Gobernar a Colombia requiere grandeza para mantener todo lo que funcione, corregir todo lo que sea necesario y construir nuevas iniciativas, instituciones y programas que le aseguren a nuestro país un futuro de JUSTICIA SOCIAL.

TOMADO DEL DISCURSO DE IVAN DUQUE