POR Alejandro Barrera Escobar

Colombia hacia 2050 (parte 3)

Hace dos semanas iniciamos este hilo de columnas, con base en el documento Fundación Konrad Adenauer (2019). Colombia en su ruta: recorriendo el camino hacia 2050. Fundación Konrad Adenauer y Centro de Análisis y Entrenamiento Político, CAEP, Bogotá, donde intentan hacer un ejercicio de prospectiva de país hacia 2050 en algunos temas que visualizan como relevantes en dicho camino. Esta vez abordaremos el tema de ciudades habitables y sostenibles.

El argumento de este capítulo fue poner en el centro de atención una de las problemáticas centrales del desarrollo territorial colombiano: la urbanización, es decir, la creciente importancia de las ciudades en el panorama nacional, lo que involucra una serie de temas prioritarios al pensar en modelos de ciudades sostenibles y habitables en las próximas décadas. Entre dichos temas, se sugieren tres que se convierten en ejes de un buen desarrollo de las urbes.

El primero es la gestión del territorio en cuanto a la demanda y oferta de agua, vista como un bien o servicio esencial para los procesos producticos y de conservación de las especies (humana, flora y fauna). En este factor, desde una perspectiva ambiental, la eficiente distribución de agua para el abastecimiento humano como su disponibilidad en procesos agrícolas e industriales, y su gestión de desechos, es la principal preocupación. Situación que se complejiza frente a las distancias entre las fuentes primarias de los recursos hídricos, colocando el tema de los costos en la escena principal; sin tener en cuenta los riesgos climáticos que puede traer consigo. En este sentido, los esquemas tarifarios para su uso racional como la tecnología disponible para la optimización en los reúsos de los recursos serán fundamentales hacia el 2050.

El segundo tema se refiere al aspecto habitacional y de vivienda, factor esencial para la sostenibilidad de una ciudad. Citando el documento (pág. 161), “de conformidad con cifras de la Comisión Asesora para el Régimen de Construcciones Sismo Resistentes y la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), el 87% de la población colombiana habita en zonas de amenaza sísmica alta e intermedia, el 28% en áreas susceptibles a inundación y el 31% en áreas susceptibles a remoción en masa (Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, 2010).” Esta realidad obliga al país, y especialmente a sus niveles administrativos regionales (Alcaldías y Departamentos) con sus instrumentos de Ley (Planes de Ordenamiento Territoriales), en afrontar el crecimiento ordenado y responsable de las ciudades, con oferta de vivienda coherente a las condiciones climáticas, con espacios vitales suficientes, cobertura de servicios públicos, unidades residenciales formales y con el respeto de las normas urbanísticas (caso puntual de los tugurios y barrios marginales), adecuada gestión del riesgo, administración de la tierra como bien escaso evitando rentas monopolísticas (o disminuyéndolas con la gestión de instrumentos como la plusvalía), entendiendo los conflictos de interés entre la industria y la vivienda, así como de grupos poblacionales en diversos niveles socioeconómicos y proyectando el fenómeno migratorio como variable cada vez más relevante en el crecimiento de las ciudades en el largo plazo.

Y, el tercer tema, aborda la movilidad, problema intrínseco a la concentración de población en el espacio. En este sentido, se abre la discusión entre la ampliación de infraestructura para vehículos automotores, priorizando la movilidad particular, y la inversión en equipos de transporte público de diverso tipo, distinguiendo las complicaciones de la congestión, el ruido, la contaminación, la accidentabilidad y los desiguales niveles de ingresos (no todos pueden comprar un carro o una moto). Así, las estrategias de movilidad en las ciudades deben hacer un balance responsable, tratando de alcanzar puntos óptimos que permitan en doble vía: generar espacios de circulación que promuevan la productividad y los intercambios comerciales y aumentar la calidad de vida de sus habitantes. En esta última, se plantea priorizar en la facilidad de los desplazamientos, sistemas de transporte multimodales, uso de tecnologías que mejoren la movilidad, grandes parqueaderos horizontales, buses, busetas y colectivos limpios y verdes y ejes de circulación exclusivos para motos.

Si bien, todos estos temas se convierten relevantes en esa agenda hacia el 2050, un buen paso como ciudadanos es exigir democráticamente gobernantes (Alcaldía y Gobernación) y representantes al Consejo y Asamblea que estén comprometidos con estas iniciativas más allá de un discurso, y exista un soporte técnico, planificado y de viabilidad financiera para efectivamente tener ciudades habitables y sostenibles antes de ese 2050.

Alejandro Barrera Escobar – Docente / Universidad de Manizales

Economista y Magíster en Economía y Finanzas

Twitter: @Alejobarrera89

 

*Las opiniones expresadas en esta columna reflejan la opinión personal de Alejandro Barrera Escobar y no comprometen a la Universidad de Manizales