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Amarradas con cinta: el abuso a las mujeres migrantes
Por THE NEW YORK TIMES
Tres de las mujeres entrevistadas por The New York Times que dijeron haber sido abusadas por contrabandistas después de cruzar hacia Estados Unidos. Caitlin O’Hara para The New York Times
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‘Las mujeres son atadas’
Como parte de sus argumentos para obtener fondos destinados a la construcción del muro fronterizo, el presidente Donald Trump ha mencionado la brutalidad a la que son sometidas las mujeres migrantes en la frontera. Trump ha sido criticado durante semanas por exagerar los hechos.
Por ejemplo, en enero, el mandatario pronunció un discurso en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca y afirmó:
“Las mujeres son atadas. Las amarran. Les ponen cinta adhesiva alrededor de la cara, sobre la boca. En muchos casos no pueden ni respirar. Luego las meten en la parte trasera de autos, camionetas o camiones”.
Si el presidente sugería que esa salvajada es algo que sucede a diario en la frontera sur de Estados Unidos, entonces estaba exagerando. Los medios y los grupos que defienden a los migrantes expresaron su escepticismo de inmediato. Expertos en tráfico de personas declararon que no habían presenciado ni escuchado relatos como el del episodio narrado por el presidente estadounidense.
No obstante, sí hay algo de cierto en las descripciones que hace Trump sobre la amenaza del abuso sexual y de las mujeres que son amarradas con cinta adhesiva y atacadas.
Varias mujeres migrantes indocumentadas han sido amarradas de esa forma durante y después de migrar a Estados Unidos, como descubrió The New York Times durante la investigación de un reportaje que será publicado pronto. Hechos como los descritos por Trump quizá no han ocurrido con frecuencia, pero sí han sucedido.
“Como no me dejaba, me ataron los pies juntos y las manos por la espalda”, nos contó una mujer hondureña de 45 años en una entrevista. Dijo que fue violada y que sus traficantes la obligaron a prostituirse tras haber cruzado la frontera ilegalmente en Texas. La mujer, que ahora vive en Austin y pidió que solo se le identificara por su nombre, Lucy, estuvo cautiva en un burdel improvisado en McAllen, al sur de Texas.
A medida que la seguridad fronteriza se ha vuelto más estricta, el tráfico humano se ha tornado cada vez más violento. Actividades ilícitas como la trata de personas y el narcotráfico se encarecen y son más peligrosas. Los migrantes pagan miles de dólares a los traficantes para cruzar de esta manera, pero la relación se asemeja más a la de un prisionero y su custodio que a la de un cliente y un vendedor.
A los traficantes les dicen coyotes o polleros y los migrantes son llamados pollos: estos términos reflejan en gran medida la naturaleza inhumana de la travesía de los migrantes en las zonas fronterizas. En ocasiones se obliga a los clientes a quitarse los zapatos y quedarse en ropa interior para evitar que huyan. Los coyotes controlan cuándo y qué comen los migrantes, además del lugar donde duermen. Ellos deciden cuándo se puede considerar saldada la deuda.
En una casa rodante ubicada en Carrizo Springs, Texas, los traficantes violaron a una mujer salvadoreña y torturaron a dos hombres —les cubrieron las manos con bolsas de plástico, hicieron que las pusieran sobre un banco y les golpearon los dedos con un martillo— porque sus parientes se negaron a pagar lo que cobraban.
Además, los traficantes no son los únicos perpetradores de abuso sexual.
En 2000, un agente de la Patrulla Fronteriza en Arizona llamado Dennis M. Johnson fue acusado de abuso sexual y secuestro tras obligar a una migrante salvadoreña de 21 años a practicarle sexo oral mientras ella estaba esposada con las manos en la espalda.
En 2014, cerca de McAllen, tres migrantes hondureñas (una mujer, su hija y una amiga de su hija, que tenía 14 años) cruzaron el río Bravo y se encontraron con un agente uniformado de la Patrulla Fronteriza. El agente, Esteban Manzanares, les sujetó los brazos con cintillos plásticos como los que a veces utiliza la policía en vez de esposas, les colocó cinta adhesiva plateada sobre la boca y las secuestró mientras las conducía en la parte trasera de la camioneta de la Patrulla Fronteriza que manejaba.
“Pensé que sí nos iba a hacer daño, porque desde que nos puso la cinta adhesiva sobre la boca presentí que eso no era normal” para un agente fronterizo, comentó la mujer hondureña de 40 años, quien pidió que se le identificara únicamente con sus iniciales, M. G.
Manzanares trató de asesinar a M. G. y a su hija y luego esposó a la amiga adolescente a un árbol, con la boca todavía cubierta con cinta adhesiva. Terminó su turno de trabajo, regresó al árbol por la joven, la llevó en la patrulla a su apartamento y la amarró a una litera, donde la violó en repetidas ocasiones. Su sufrimiento terminó horas después, cuando agentes de la policía cercaron el departamento y Manzanares, ante la captura inminente, se suicidó.
— MANNY FERNANDEZ reportó desde McAllen, Texas.
Manny forma parte del equipo de periodistas del Times que se encuentran en la frontera. Cada semana, ellos compartirán parte de su reporteo sobre la frontera y las personas que pasan tiempo en ambos lados de ella.
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La cifra de la semana: 0
Es difícil encontrar un número que ponga en evidencia las diferencias entre los mitos y las realidades acerca de una ciudad fronteriza. Este número lo logra.
¿Cuántos asesinatos ocurrieron en 2018 en McAllen, una ciudad fronteriza al sur de Texas, centro del sector más ajetreado de la Patrulla Fronteriza y del lugar donde se liberan a miles de solicitantes de asilo provenientes de Centroamérica?
Cero.
Es correcto: McAllen presentó cero homicidios en 2018, cifra que bajó de los siete registrados en 2017, tres en 2016 y dos en 2015.
¿Cómo sucedió esto?
Justo del otro lado de la frontera, en algunas partes de México, los cárteles del narcotráfico han desatado la violencia, pero esta no ha cruzado hacia McAllen. Los migrantes indocumentados y las drogas se contrabandean por McAllen, pero la ciudad es principalmente un punto de cruce, no un destino para ese flujo de gente y drogas.
La tasa de cero homicidios en 2018 es parte de un patrón generalizado de baja criminalidad en la ciudad texana, que tiene una población de 142.000 habitantes. En 1991, alrededor de 2150 automóviles fueron robados en McAllen. El año pasado esa cantidad cayó a solo 55.
“En este momento tenemos el índice de criminalidad más bajo que se ha visto en McAllen en 34 años”, comentó el jefe de policía de la ciudad, Víctor Rodríguez. “La crisis no es en la frontera. La crisis se encuentra en los puntos de destino. Eso es lo que suele pasar inadvertido todo el tiempo”.
— MANNY FERNANDEZ reportó desde McAllen, Texas.
Para saber más sobre: La detención migratoria
Familias migrantes sin documentos que fueron liberadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en McAllen Ilana Panich-Linsman para The New York Times
Una mujer en custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) dio a luz a un bebé que nació muerto a mediados de febrero. Es uno de los muchos episodios que hicieron resurgir el debate sobre el cuidado de los migrantes que están en custodia estadounidense, en especial los más jóvenes.
Para profundizar en el debate, te recomendamos:
• Los demócratas en la Cámara de Representantes estadounidense enviaron citatorios a tres funcionarios del gabinete de Donald Trump, en medio de un rechazo creciente a la política de separación familiar de migrantes. Los citatorios fueron emitidos horas después de que un comité de la Cámara de Representantes interrogara a un funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos que supervisó la implementación de la política. En este enlace hay más información [en inglés] sobre el tema.
• Durante la comparecencia del funcionario iba a discutirse un reporte que afirma que quizá miles de niños más fueron separados de sus padres en la frontera en 2018, una cifra que supera a la que el gobierno estadounidense informó en un inicio.
• Además, un informe del Departamento de Justicia que se dio a conocer justo antes de la audiencia indica que, en los últimos cuatro años, el gobierno federal recibió más de 4500 acusaciones de abuso sexual contra niños migrantes que se encontraban retenidos en las instalaciones de detención financiadas por el gobierno.
• El fiscal general de California dio a conocer hallazgos de una auditoría estatal a los centros de detención de inmigrantes. Se encontró que los detenidos tuvieron obstáculos para recibir tratamiento médico. Lee más en Los Angeles Times.
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