Por Gonzalo Quiñones V.
Con este titular-menaje pretendemos llamar la atención sobre los resultados e impactos humanos y materiales, que ha dejado de nuevo para la historia, el crudo e intenso invierno por el que estamos pasando y que dentro de un año, dos y cinco más, volveremos a lo mismo, con iguales o peores consecuencias, gracias a la INCULTURA, léase, NEGLIIGENCIA PREVISIVA de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, de nuestras regiones territoriales, especialmente los rurales, que como grita Juan Pueblo, son los que llevan del bulto. Son siempre “carne de cañón” Son los sacrificados y sintomáticamente los últimos en ser atendidos.
Es algo que no puede pasar desapercibido, ni mucho menos por los medios de comunicación que solo van a registrar las desgracias humanas, el número de víctimas, casas destruidas, puentes destruidos y los miles y miles de familias damnificadas, centros educativos y casas en el suelo. Los organismos dizque de PREVENCIÓN DE DESASTRES, se dan su vitrina en TV, radio y prensa, dando a conocer su EFICIENCIA en estas materias y con ellos los gobernantes de turno.
La cultura de la prevención, o sea, la capacidad intelectual y técnica de anticiparse a los eventos de la naturaleza, que siempre, son anticipados por las comunidades indígenas, los líderes de la acción comunal, por las señoras que van a los ríos a lavar la ropa, o por los areneros y pescadores de esos lugares, son despreciados por las autoridades ambientales y organismos de socorro.
Visión crítica aparte merece el gobierno nacional, dado que es el culpable histórico de estos hechos por el manejo, o mejor, manipulación politiquera de las Reformas Agrarias, que a nada han llegado. Han servido eso sí, para darles mayores poderes a los terratenientes, léase, invasores oficiales de las tierras de los campesinos y expropiadores de las fincas de producción. El Estado colombiano es el mayor cohonestador de la deforestación a gran escala en la geografía patria. Actividad que amerita ser considerada como delito penal, Digno de una condena ejemplar. Los poderes ejecutivo, legislativo y otros entes oficiales, nunca han conformado un frente común institucional, para apoyar y defender y desarrollar con las nuevas tecnologías, los territorios nacionales en sus distintas características, buscando el apoyo y compromiso de las universidades que preparan a los agrónomos con criterio profesional, o personas especializadas en los tópicos que tienen que ver con la naturaleza.
.Digan lo que digan, a la madre tierra se respeta. Cada vez que la horadan, traspasan su corazón que hace palpitar la vida. Cada vez que construyen moles de cemento y cables y murallas profundas, asesinan sus raíces. Cada vez que izan al cielo enormes columnas que soportan complejos habitacionales y edificios y centros comerciales, sin ninguna planificación y criterios técnicos, ella responde y se defiende de tanta profanación humana, de tanta incultura de previsión y de respeto a sus atributos naturales insondables, pero vitales para todo tipo de comunidades.
Amables lectores y especialistas: la madre tierra ya actuó, pero sus hijos que somos sus habitantes, no la escuchamos. No la queremos escuchar y ahí tenemos las consecuencias trágicas que se pueden mitigar si hay voluntad humana.
TOMADO DEL CORREO